Me cuesta creer que hubo una persona con TDA(H) que no vivió humillaciones públicas y acoso escolar de parte de profesores y/o compañeros.


En este caso el TDA (déficit de atencion) aportaba: el desorden que tenía en mi banco y la lentitud motora (característica única del TDA).

Entré a la escuela con muchas ilusiones de aprender, pero durante 2ndo y 3ero de primaria que tuve la misma maestra empezarían los problemas.

Experiencias de una niña con TDA

Todavía no entiendo la razón, pero detenían a todo el salón hasta que yo saliera, y me tardaba quizá 10 o 15 minutos, queriendo encajarme en un molde como si todas tuviéramos que ser iguales mientras yo tenía una discapacidad, y mi salón siempre era el último en salir. Al unísono reclamaban mi nombre mientras yo trataba de descifrar cómo lograr recoger mis cosas llena de ansiedad.

La maestra de inglés además me llamó turtle (tortuga), y las niñas le siguieron la corriente durante 2 años. Yo no entendía que me hacían bullying porque nunca le dije a mi mamá (se hubiera enojado muchísimo y hubiera hecho que despidieran a la maestra).

Para detenerlo un día fingí que lloraba cuando me lo decían en medio de la clase y una niña le dijo a la maestra, por lo que dijo “ya no le llamaremos así”. Para ella era solo un juego. Para mi me marcaría de por vida.


A partir de 4to ya no detenían al salón por mi, solo me quedaba media hora sola o con una amiga recogiendo mis cosas.


Esta es solo 1 de las cientos de cosas que viví en la primaria.

Para secundaria, yo era una chica rebelde sin causa a pesar de pasar todas las materias porque me eran fáciles. Me gustaba hacer sufrir a los malos maestros y eso hacía que me odiaran más. Nunca me preguntaron si de niña, cuando era incapaz de defenderme recibí humillaciones de profesores y niñas.

No lo hacía adrede. Era una puberta, solo estaba resentida con la escuela.


(OJO. También habían maestros buenos incluso algunos me cambiaron la vida y tocaron un corazón que ya estaba frío, pero solían irse por que pagaban poco en el colegio y les salían mejores oportunidades. No tengo nada en contra de la profesión, yo doy clases y he hablado de esto con profesores buenos y se lo difícil que es).

En la mayoría de las escuelas no hay tolerancia ni empatía. Se le culpa a los niños por tener discapacidades invisibles. Se quiere a todos como un molde.

Las escuelas deberían capacitar a todos sus profesores para que si detectan un niño diferente lo refieran a un psicólogo y a sus padres en lugar de castigarlo. Y evaluen y despidan a los maestros que solo quieren un sueldo y odian a los niños. Y obviamente, que suban el sueldo para atraer talento y oferta. El sistema educativo urge cambiar.

Por Rebeca Celis.