La invasión rusa de Ucrania ha tenido un elevado costo humano y geopolítico. Decenas de miles de personas han muerto y el mundo occidental ha aislado a Rusia mediante sanciones y boicots comerciales.
Sin embargo, un nuevo análisis de The Economist muestra que la carga fiscal para Moscú ha sido sorprendentemente baja.
Según el informe, el gasto directo de guerra se estima en un 3% del PIB ruso, es decir, unos 67.000 millones de dólares al año. Esa cifra procede de una comparación entre las previsiones de gasto en defensa del país antes de la invasión y el gasto real. En términos históricos, es una cifra muy baja.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética, por ejemplo, gastó alrededor del 61% de su PIB en esfuerzos de combate. Estados Unidos destinó cerca del 50% de su PIB a la guerra casi en la misma época.
Pero también hay razones económicas. Imprimir más dinero para la guerra dispararía la inflación y perjudicaría a los ciudadanos en forma de un mayor coste de la vida.
No sólo eso, sino que cargar a los bancos con la deuda de la guerra podría tener un impacto similar, y las medidas inflacionistas podrían a su vez perjudicar los objetivos políticos de Vladimir Putin.
La tecnología también desempeña un papel. Está más avanzada que nunca, por lo que los ejércitos necesitan menos máquinas y personas que nunca.
Todo esto no quiere decir que la economía rusa no se haya visto lastrada. Las propias cifras económicas del Estado mostraron una fuerte caída del 5% en la producción industrial de abril en comparación con el mes anterior.
Esto coincide con una histórica escasez de mano de obra que ha lastrado las fábricas.
Una reciente encuesta del banco central reveló que el país carece de trabajadores capaces desde el éxodo masivo que se inició tras la invasión, así como por las pérdidas de la guerra.
Por Chihuahua Es Política