Los partidos políticos como su nombre lo dicen, representan a una parte de la sociedad. Dicha parte puede ser grande o puede ser de minorías. Existe en México una lamentable camarilla de partidos que solo existen como partidos familiares, partidos franquicia o partidos de un pequeño grupo de personas que se benefician de este para darse una vida de lujos desproporcionados. Para ejemplo y en orden como los escribí está el Partido Verde, el Partido Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo.
¿Realmente deben desaparecer? En mi opinión sí deben desaparecer pues han dañado la imagen de los institutos políticos que son la vía para que las minorías tengan representación en las cámaras, en los cabildos, sean gobierno a nivel local, estatal o federal. Los partidos antes mencionados no representan a ninguna minoría ni a ningún grupo en la sociedad mexicana. Son la viva muestra de la corrupción y los negocios turbios con partidos grandes que los utilizan para beneficiarse de ese 3% o 4% que representan para ganar elecciones.
Los partidos parásito, familiares, franquicia o cupulares deben democratizarse o desaparecer sin duda alguna para dar paso a nuevos partidos que realmente representen a grupos sociales importantes. No puede ser que exista un Partido Verde que pida la pena de muerte, que esté involucrado en casos de corrupción por venta de tierras en áreas protegidas, que no tenga ningún vínculo con grupos y organizaciones ecologistas o de defensa de animales.
No puede haber partidos como el del Trabajo que este cooptado por un grupo de cuarenta personas que lo controlan a nivel local, estatal y nacional y tengan dirigiéndolo ininterrumpidamente por más de 28 años sin una renovación de dirigencias y que cada elección negocie espacios con su porcentaje residual que representa. Lo mismo pasa con Movimiento Ciudadano, que es dirigido con puño de hierro por su dueño Dante Delgado o qué decir de Nueva Alianza, que solo es una extensión del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) aprovechándose del corporativismo puro y duro.
Los partidos políticos del tamaño que sean deben de ser trincheras de lucha por el beneficio de distintas causas y objetivos. No debemos caer en el extremo de desear la existencia de dos o tres partidos pues “es muy costoso mantenerlos” ya que será más costoso a la larga ya que no importa si son tres partidos o veinte, el presupuesto para dichos partidos sigue siendo el mismo solo que se divide el pastel en más partes.
Existen países que tienen decenas de partidos y son democracias sanas. Lo que debemos de exigir es que los institutos políticos que nazcan de ahora en adelante y los que existen actualmente, cumplan con lo que la constitución exige. Es importante que los partidos políticos sean espacios para que los ciudadanos reciban capacitación, formación cívica y política, fortalezcan la democracia del país y busquen sumar a sus filas más militantes para que sean ellos los que sostengan a sus partidos por medio de las cuotas de militante y así bajar los recursos que se le destinan a estos.
Este 2018 fue la muestra fidedigna que la sociedad ya no soportará partidos que solo son negocios para algunos. Desaparecerán el PES y Nueva Alianza, pero estuvieron cerca el PRD, PVEM y Movimiento Ciudadano. En 2019 veremos que posiblemente se intenten fundar nuevos partidos con miras a competir por primera vez en 2021 y obtener el registro. Esto no es negativo sino todo lo contrario.
No debemos cerrar la puerta a la creación de nuevos institutos políticos porque simplemente dañaríamos a nuestra endeble democracia. Es vital que desaparezcan y nazcan nuevos partidos que oxigenen la vida pública de nuestro país. No podemos mandar a la hoguera a todos los partidos políticos nuevos, pues cerramos la puerta a nuevas expresiones como fue el caso de Morena, que apenas tiene cuatro años de existencia. ¿Imaginan que no se le hubiera permitido la simple posibilidad de existir?
Con info de SDP