Nezahualcóyotl en la flamante ciudad de Texcoco, la mujer fue muy protegida, al grado de que maltratarla o traicionarla representaba morir. Estas leyes las podemos encontrar en “Historia de la nación chichimeca” de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl.Hoy en día, cuando parece que las mujeres han perdido la confianza en las calles y en los hombres, las leyes del rey poeta nos hacen envidiar aquella época.
Tristemente hoy México no puede aspirar a mayores penas que el encarcelamiento y ese es el lastre con el que carga un país con una crisis de valores que lo lleva día a día a convertirse en uno en el que salir a la calle es un riesgo.
Pero veamos como era la realidad en aquel entonces, antes de la llegada de los españoles cuando la moral cristiana aún no permeaba la realidad de los pueblos nativos de lo que hoy es México.
En aquel entonces bastaba la queja de uno de los contrayentes para consumar el divorcio: “Que si alguna persona fuese casado y la mujer se quejase del marido y quisiese descasarse, que en tal caso los hijos que tuviese en ella el marido, los tomase y los bienes fuesen perdidos por iguales partes, tanto el uno como el otro, entiéndase, siendo culpable el marido”.
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