La serie del multihomicida Jeffrey Dahmer que estrenó la plataforma de Netflix ha dado mucho de que hablar sobre todo por las familias de las 17 víctimas que no solo fueron asesinadas sino mutilado sus cuerpos y peor aún, a los ojos de las autoridades en particular de la Policía del estado de Milwaukee que fue permisivo y de un sistema corrupto y racista a lo largo de los años.

La serie da un giro político más allá de lo brutal que puede ser un psicopatía multihomicida ya que la mayor parte de las víctimas de Dahmer eran afroamericanas y homosexuales por lo que da un tinte racists y de discriminacion al personaje.
Y es que el mayor número de asesinatos fueron cometidos en un barrio de clase marginada de la ciudad de Milwaukee en donde a pesar de las múltiples quejas y advertencias de vecinos, de olores, ruidos, inclusive niños intentando escapar de su asesino y sin embargo fue el lugar perfecto para que un asesino blanco pudiera estar cobijado por las autoridades.
Destaca la denuncia de un sistema policial que no solo no fue capaz de encontrar al asesino sino que estuvo implicado directamente en una de las muertes.

La serie, de hecho, acaba ofreciendo un incisivo retrato sobre la discriminación racial en los Estados Unidos a través de un homicida que a partir de un determinado momento, y después de haber violentado a varios chicos blancos, persigue sobre todo a jóvenes afroamericanos o de origen asiático porque se da cuenta de que sus vidas no importan a la policía.
Inclusive muestra al sistema penitenciario corrupto que da todos los privilegios a Dahmer hasta el día de su muerte.
Los “analistas” norteamericanos expresan una especie de hipocrecia al final de la serie al tratar de indagar el cerebro de Dahmer para observar que particularidad tiene, es decir, que lo llevo a cometer todos estos crímenes, pareciera que el mismo escritor grita a todos los vientos sin decirlo. ¡Vivimos en un sistema completa y absolutamente racista y discriminatorio!.
Y mientras continúe siendo así continuarán existiendo más personajes como Dahmer, con la diferencia de que el mercado armamentista ha reflejado esto en las múltiples masacres que se presentan todos los días alrededor de los EE.UU.