A mediados del siglo XIX, en plena revolución industrial, el 8 de marzo de 1857, miles de trabajadoras textiles decidieron salir a las calles de Nueva York con el lema ‘Pan y rosas’ para protestar por las míseras condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario y protagonizaron una gran huelga.
Ocuparon una fábrica y comenzaron a exigir mejores condiciones de trabajo, como la reducción de la jornada laboral a diez horas (las fábricas requerían 16 horas de trabajo diario), la igualdad salarial con los hombres (las mujeres recibían hasta un tercio del salario de un hombre, para realizar el mismo tipo de trabajo) y trato digno dentro del ambiente de trabajo.
La manifestación fue reprimida con total violencia. Las mujeres fueron encerradas dentro de la fábrica, que se incendió. Cerca de 149 personas, 129 de ellas mujeres, murieron carbonizadas fallecieron en un incendio de una fábrica de camisas en Nueva York.
La mayoría de las víctimas eran jóvenes, murieron debido a la imposibilidad de evacuar el edificio en llamas, ya que los responsables de la fábrica habían cerrado todas las puertas de las escaleras y de las salidas, una práctica común para evitar robos.
En 1910, la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en Copenhague, propuso el 8 de marzo como día de celebración de la Mujer Trabajadora, como homenaje al movimiento en favor de los derechos de la mujer y para ayudar a conseguir el sufragio femenino universal.
De este modo el 8 de marzo se convertiría en el “Día Internacional de la Mujer”, en honor a las mujeres que murieron en la fábrica en 1857.
Pero en el año 1975, a través de un decreto, la fecha fue oficializada por la ONU (Naciones Unidas).
Via Astrología, Historia y Arte.