Por Víctor Quintana

Los padres jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora fueron asesinados cuando daban auxilio a un hombre balaceado y perseguido por criminales que se refugió en su templo, que también falleció.

Manifestamos nuestra indignación y tristeza ante este triple asesinato y nos sumamos a la demanda de esclarecimiento de los hechos y de justicia pronta y expedita.

Reconocemos la entrega sin reservas y la mística de servicio de los sacerdotes Campos y Mora.

Para las autoridades de los tres órdenes de gobierno, este debe ser el parteaguas para implementar de una vez por todas, un cambio de estrategia ante el crimen organizado que tiene asolada toda la Sierra Tarahumara, que desplaza a comunidades enteras, devasta e incendia bosques, se apodera de ganados, siembra el terror entre la población.

No es echándose la culpa entre los diversos niveles de gobierno como se soluciona el problema, sino implementando una estrategia eficaz, cercana al pueblo, que a la vez que atienda las causas sociales de la delincuencia, actue de inmediato contra sus manifestaciones.

Que el sacrificio de Javier Campos y Joaquín Mora no sea en vano. Que sirva para que por fin se ponga fin a la violencia y al terror del pueblo de la Tarahumara.