En la antigüedad se creía que las culturas prehispánicas consideraban que este era un animal mítico y creían que este animalito acompañaba a sus dueños a trancitar a el camino hacia Mictlan o inframundo Azteca

Cuando los europeos llegaron al continente americano en el siglo XVI, quedaron impresionados ante las expresiones culturales de los pueblos autóctonos y la exuberancia del entorno que habitaban.

Entre las Extrañesas que hallaron, había una criatura a la que inicialmente confundieron con un caballo enano. Se trataba en realidad del xoloitzcuintle, un canino ancestral endémico de México y Centroamérica.


Este animalito Convivía con los antiguos mexicanos de diversas culturas como compañero incondicional de su propietario, incluso después de su muerte, pues se creía que acompañaba a sus dueños a transitar el camino hacia el Mictlán -el inframundo o sitio del eterno descanso- y servía como ofrenda funeraria para sus amos”, afirma Jorge Alvarado Granados, criador de Xoloitzcuincle con más de 20 años de experiencia y estudioso del también llamado perro azteca.

El término xoloitzcuintle se origina del náhuatl: <

En la mitología mexica, Xólotl era el dios de la transformación, de los gemelos o lo doble, la oscuridad nocturna, lo desconocido, lo monstruoso y la muerte; era considerado el hermano gemelo y contraparte del dios Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, quien representaba la vida, la luz y el conocimiento. Ambos dioses encarnaban un rostro antagónico del planeta Venus en su tránsito frente al Sol.

Especialistas como Jorge Alvarado aseguran que “este perro tiene más de 7 000 años de antigüedad sin que el hombre haya intervenido en su generación”, lo que la hace una de las razas más antañas del mundo.

En América, el xoloitzcuintle era más que un simple animal; a este cánido se le consideraba un animal sagrado, un guardián y aliado trascendental.

El xoloitzcuintle estuvo al borde de la extinción durante la colonización europea, por un lado, debido a que los conquistadores hallaron en él una fuente de alimento inmejorable para sus expediciones y, por otro, porque se buscaba eliminar las tradiciones religiosas relacionadas a este animal. De esta forma, esta raza fue obligada a guarecerse en la sierra de Oaxaca y Guerrero, donde encontró refugio y sobrevivió durante cientos de años valiéndose de sus instintos.

Tras la Revolución Mexicana, la imagen del xoloitzcuintle fue adoptada por artistas como Frida Kahlo, Diego Rivera, Rufino Tamayo y Raúl Anguiano como uno de los símbolos nacionalistas que intentaban recuperar la identidad mexicana, “europeizada” durante el Porfiriato.

Adoptar y proteger el patrimonio natural que define a cada nación y territorio es fundamental para la conservación del legado sociocultural que nos identifica. Al igual que muchos símbolos de la idiosincrasia mexicana y centroamericana, dice Alvarado, “es importante que esta raza, que significa un legado cultural de nuestros antepasados en este territorio, se estudie y difunda para que las futuras generaciones la aprecien y conserven tal como lo hicieron los antiguos habitantes de Mesoamérica”.

-Xolotl

Tomado de la red.