Muchas personas tienen por costumbre tronarse los dedos, una práctica que, en ocasiones, se realiza de forma inconsciente por una situación de nervios o estrés.

Las articulaciones del cuerpo están unidas por una cápsula llena de líquido sinovial y gases, que se encarga de lubricar las articulaciones para que funcionen con normalidad y evitando que se produzcan roces y desgastes en los huesos.

De este modo, cuando se crujen los dedos, se aumenta el espacio entre las piezas óseas de las articulaciones, por lo que la mencionada cápsula de líquido se dilata, disminuyendo la presión y la solubilidad de los gases de su interior.

De esta manera, estas bolsas de gas explotan dentro de la cápsula de líquido sinovial, produciendo el particular sonido del crujido.

Esta practica no es del todo negativa, ya que, si la practica es poco frecuente no acarrea ningún tipo de problema a la salud. La cuestión se halla en la perseverancia de esta costumbre, esta constancia logra obtener problemas de salud como lesiones en las estructuras de los ligamentos o los tendones, así como un desgaste articular.