“No podemos seguir viviendo como si no hubiera un mañana, porque hay un mañana. Eso es todo lo que estamos diciendo”, dijo Thunberg a la revista en una entrevista hecha a la adolescente de 16 años en el bote que la llevo de Estados Unidos a Europa.
En agosto de 2018, cuando tenía quince años, Thunberg dedicó parte de su tiempo, tras la escuela, a manifestarse frente al parlamento sueco, sosteniendo un cartel que pedía una acción climática más fuerte. Pronto, otros estudiantes participaron en protestas similares en sus propias comunidades. Juntos organizaron un movimiento de huelga climática escolar con el nombre de Viernes para el Futuro (del inglés, Fridays for Future). Tras dirigirse Thunberg a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2018, se realizaron huelgas estudiantiles cada semana en algún lugar del mundo. En 2019, hubo al menos dos protestas coordinadas en varias ciudades que involucraron a más de un millón de alumnos cada una.
Nació el 3 de enero de 2003 en Estocolmo, hija de la cantante de ópera Malena Ernman y el actor Svante Thunberg. Su abuelo paterno es el actor y director Olof Thunberg.
Time nombra a Greta Thunberg como persona del año
“Thunberg no es líder de ningún partido político o grupo de defensa. Ella no es la primera en hacer sonar la alarma sobre la crisis climática ni la más calificada para solucionarlo. Ella no es científica ni política. No tiene acceso a las palancas de influencia tradicionales: no es multimillonaria ni princesa, ni una estrella del pop, ni siquiera una adulta. Es una adolescente ordinaria que, al reunir el coraje para decirle la verdad al poder, se convirtió en el ícono de una generación. Al aclarar un peligro abstracto con indignación penetrante, Thunberg se convirtió en la voz más convincente sobre el tema más importante que enfrenta el planeta”, escribe TIME .
Cada año, la revista presenta a la persona, grupo, movimiento o idea más influyente de los 12 meses anteriores. El año pasado, fue “The Guardians”, un grupo de periodistas que fueron atacados o agredidos por su trabajo. En 2017, fue “The Silence Breakers”, el grupo de personas que se presentaron para denunciar la conducta sexual inapropiada. Las personas pasadas del año incluyen a Adolf Hitler, el ayatolá Jomeini y Joseph Stalin.
Dicho premio ha distinguido a personalidades como Adolf Hitler (1938); los Papas Juan XXIII (1962), Juan Pablo II (1994) y Francisco (2013); el activista Martin Luther King Jr. (1963); el presidente ruso Vladimir Putin (2007); el expresidente de EU Barack Obama (2012); el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg (2010); la canciller alemana, Angela Merkel (2015) y el presidente estadunidense, Donald Trump (2016), entre otros.
La distinción a Thunberg rompe con la tendencia de destacar el trabajo de colectivos, pues en 2017 se reconoció a las mujeres que denunciaron el acoso sexual a través de #MeToo, y en 2018 a periodistas que enfrentan persecución, arresto o asesinato por el ejercicio de su trabajo.
El editor de tiempo Ed Felsenthal dio a conocer la Persona del Año en el programa “Today” el miércoles.
La lista este año incluyó a Donald Trump, Nancy Pelosi, el informante del caso de Ucrania y los manifestantes de Hong Kong.
Feroces críticas a Greta Thunberg
La joven activista Greta Thunberg, de 16 años, no es más que “una niña rica”,dicen sus críticos. Muchos la insultan estos días y la califican de “marioneta de otros”.
Muchas de las críticas vienen de sectores de derecha.
Su discurso descarnado y acusatorio sobre cambio climático sorprende e inspira a millones de personas en todo el mundo, especialmente a los jóvenes. Pero a otros les molesta. Y mucho.
Y más con el enorme reconocimiento internacional que le ha valido el impulso de un movimiento global de huelgas escolares en protesta contra la falta de acción de los líderes mundiales para frenar el calentamiento global.
“Como habrán notado, los ‘haters’ están más activos que nunca: me persiguen, critican mi aspecto, mi ropa, mi comportamiento y mis diferencias. Se les ocurren todas las mentiras imaginables y teorías de la conspiración”, escribió a sus 2,3 millones de seguidores en Twitter.
Y es que no son pocos los que restan importancia a que la adolescente se haya convertido en la voz de la juventud mundial que insta a los gobiernos a poner en marcha medidas para luchar contra el cambio climático.
Como ejemplo, señalan, Thunberg llegó a la reunión de Naciones Unidas contra el cambio climático que estos días se celebra en Nueva York en un barco que produce cero emisiones de carbono.
Pero el velero en cuestión que la transportó es extraordinariamente caro y, para mayor enfado de quienes la señalan, el barco se lo prestó Pierre Casiraghi, hijo de la princesa Carolina de Mónaco y propietario de una empresa de construcción.
Hasta su cabello rubio y sus trenzas ha sido asociado por algunos con la estética “nazi”.
La respuesta a Trump
Su caso se volvió viral y su discurso en la apertura de la cumbre del clima de la ONU no ha dejado indiferente a nadie. De hecho, las redes sociales destilan admiración, pero también odio contra la activista. El primero en burlarse de ella fue el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Un tuit con tintes irónicos decía: “Parece una joven muy feliz con un futuro brillante y maravilloso por delante. ¡Ha sido muy agradable verla!”. (Greta Thunberg usó la frase en su biografía de Twiter durante algunos días).
Una investigación del diario británico The Times develó que detrás de Thunberg hay una variedad de empresas, principalmente de lobby, académicos y hasta un think tank fundado por un exministro de Suecia “ligado a las empresas de energía del país”.
“Estas compañías se están preparando para la mayor bonanza de contratos gubernamentales de la historia: la ecologización de las economías occidentales. Greta, lo sepa ella y sus padres o no, es la cara de su estrategia política”, escribió el diario.
La investigación del periódico reveló que Thunberg no es solo una adolescente preocupada por el mundo que le dejan los adultos y la inacción de los gobiernos.
Según esa investigación, detrás hay unos potentes intereses económicos y ciertas empresas cuyo modelo de negocio es producir energía sin combustibles fósiles, recogiendo por el camino millones de subvenciones de los gobiernos.”Greta es un producto fabricado”, se puede leer repetidamente en las redes sociales. Un instrumento.
La idea de la huelga escolar cada viernes, que millones de adolescentes siguen en todo el mundo, podría no haber sido suya siquiera y varias fuentes citadas por The Times se la atribuyen a Ingmar Rentzhog, el fundador de la plataforma social We Don’t Have Time (“No tenemos tiempo”).
Un lema que precisamente Thunberg ha usado incansablemente. Precisamente esa plataforma detrás ha servido también para avivar el debate sobre por qué la voz de la activista ha resonado en todo el mundo, mientras las de los indígenas en diversas partes del mundo ha sido sistemáticamente silenciada.
Cuando el periodista David Wallace-Wells del magazín New York le preguntó de qué se sentía optimista, la joven respondió: “De lo que he visto durante el último año, durante el último mes. Nunca habría soñado que algo así ocurriría. Creo que nadie lo habría predicho. Entonces pienso: hay esperanza”.
Y pese a todo, Greta Thunberg tiene claro que ser o no ser popular no le importa.”Me preocupo de la justicia climática y del planeta vivo”.