LA VIDA EN LAS HACIENDAS.
Las casas de los peones se encontraban fuera del casco de la hacienda, casas miserables de un solo cuarto, a lo más de 30 metros cuadrados, casas de adobe sin ventanas ni puertas, con pisos de tierra donde dormían las familias.
Los peones y sus familias, por lo general mal comidos, mal vestidos con sucios harapos, enpiojados y enfermos, dejaban sus vidas en los campos para que el hacendado disfrutara de su fortuna y de su holgazanería.
El jornal se pagaba con mercancía mas cara de lo normal y de mala calidad en las tiendas de raya, donde los peones se endeudaban con cuentas impagables que pasaban de padres a hijos.
Los curas de la iglesia estaban a favor de los hacendados y le pedían a los peones obediencia ciega para los patrones bajo la amenaza de no alcanzar mas que el infierno.
Los sueldos del administrador iban de los 80 a 100 pesos mensuales, además de buena casa y tierras para cultivo a medias con el patrón, otros empleados, incluyendo mayordomos, recibían entre 8 y 15 pesos semanales, los caporales de 3 a 5 pesos a la semana y a los peones si les iba bien recibían 18 o 25 centavos a la semana, pero rara vez en efectivo, los administradores pagaban en vales canjeables unicamente en la tienda de raya de la hacienda.
Imagen INAH. C. 1905-1910
Por Jorge Cabrera Vargas.