Por 34 años se hizo cargo de la Granja Hogar de Niños de Chihuahua

La madre María Luisa Reynoso Obregón cerró sus ojos a la vida terrenal un 15 de diciembre de 2004, sus hijos del corazón y alma siempre la recuerdan con gran cariño y su ausencia les duele más.

La madre María Luisa Reynoso Obregón nació en el Distrito Federal el 20 de marzo de 1929, fue la decimotercera hija del matrimonio formado por el licenciado Salvador Reynoso Hijar y María Teresa Obregón Katho, siendo sus padres ejemplo de vida para su formación.

Su familia era de clase media y se vivía en ella con gran sencillez. Su padre había quedado huérfano de 12 años y su madre de 2 años, ambos crecieron en un ambiente de lucha, venciendo las dificultades en ese tiempo por tales circunstancias. Esto favoreció el tipo de formación que dieron a sus hijos proporcionándoles sobre todo un hogar unido y sólido, que fue uno de los constantes ideales por los que hasta su muerte la Madre Reynoso luchó: “Unir y fortalecer las familias para que los niños cuenten con el elemento esencial para su pleno y armónico desarrollo: el calor de un hogar estable, sencillo, cálido y unido con una fuerte dosis de fe y generosidad”.

María Luisa desde niña trabajaba por los niños de clases más humildes habitantes de vecindades y barrios muy pobres, a sus escasos nueve años compartía con ellos ropa, juguetes, tiempo, pero sobre todo por gracia de Dios comprendió que lo mejor que les podía dar era el catecismo que les ayudaría a luchar en la vida con conocimiento de Dios, de su gran amor y providencia; de su fidelidad en las buenas y en las malas.

Empezó a impartir catequesis en su casa, donde llegó a recibir más 80 niños, visitándolos y algunas veces defendiéndolos de malos tratos y descuidos.

El conocimiento de estas circunstancias de pobrezas, carencias de cuidados y de cariño de estos niños estimulaban sus esfuerzos para tratar de remediar sus sufrimientos y darles lo que ella recibía en su familia: atención y cariño.

Estudió en escuelas católicas con las Madres del Verbo Encarnado, las Pasionistas, cursando la primaria, en el Colegio del Sagrado Corazón secundaria, secretariado y contador privado, mostrando cualidades de líder en los juegos, motivando a 30 compañeras para lograr que Gobierno permitiera abrir la capilla del panteón civil para impartir ahí la catequesis a más de 400 niños hijos de sepultureros y del barrio aledaño al panteón, atendiendo también la situación de pobreza y salud de los niños, involucrando a estudiantes de Medicina, de Odontología y Enfermería, con la ayuda de sus hermanos mayores y amigos.

A los 18 años entró a la vida religiosa haciendo su noviciado en México y San Luis Potosí, en donde hizo sus votos consagrándose a Dios. Trabajó en los Colegios de Guadalajara, San Luis Potosí y México, y al volver de la profesión fue destinada a Chihuahua en 1956 para abrir la Escuela de las Niñas Pobres, que empezó a funcionar en el Instituto Femenino; se trabajaba ahí con 300 niñas y semanalmente acudían unas 120 mamás a quienes se les impartían clases de tejido, costura, cocina, repostería, corte y confección, juguetería, entre otras cosas, acciones que sentaron un precedente de la Casa de la Aseguradora. Había también catequesis los sábados para 480 niños y retiro para obreros mensualmente, puesto que la escuela funcionaba en zona industrial.

En 1968, al cerrarse la escuela, la Granja Hogar abrió sus puertas a las niñas en su primaria convirtiéndola en mixta, y el Externado Vallina en su sección de secundaria empezó a funcionar por la tarde en la misma escuela, proporcionando a los niños de la Granja la oportunidad de estudiar secundaria.

En esos años la Madre Reynoso cursó la Normal en el Instituto Pedagógico y Trabajo Social en el Femenino, siendo dos años después directora de la Escuela de Trabajo Social, ayudando con esto a que las estudiantes prestaran sus servicios en la Granja. En 1970 se le solicitó se hiciera cargo de la dirección de la Granja Hogar y desde entonces prestó sus servicios hasta su muerte.

Su gestión a la cabeza de la Granja se caracterizó por una permanente inquietud por el mejoramiento y capacitación del personal que atendía a los niños. Esta devoción la llevó a convocar reuniones cada vez más numerosas para unir esfuerzos y comparar experiencias que culminaron en la Confederación Nacional de Niños de México, AC, siendo la madre Reynoso impulsora y una de sus fundadoras. A la confederación se unieron 17 instituciones y actualmente agrupa a 189 en las cuales se atienden más de 12 mil niños a lo largo y ancho de la República Mexicana. Simultáneamente se empezó en la Granja Hogar estableciendo planes y proyectos educativos, para niños con un doble denominador común: proceder de hogares incompletos y de escasos recursos económicos.

La Madre Reynoso estaba convencida de que “un niño que tiene una niñez feliz es un adulto maduro y responsable”. Principios rectores en su entregada labor social a favor de la niñez chihuahuense.

Su ardua labor filantrópica le mereció reconocimientos a nivel estatal, regional y nacional, tanto a su persona como a su emblemática institución.


Via Organización Editorial Mexicana.