Hace un par de días, mi madre me dio este vestuario que use en una presentación de la canción Ión de la “negrita cucurumbé” de criterios, que tuve en la escuela en 2do o 3ro de primaria. Al tenerlo en mis manos me conmovió mucho el recordar a la niña que fui y que su mundo era jugar, explorar y conocer; Recuerdo sentír la seguridad de la vida porque mis padres estaban presentes en ella y era con lo que contaba.

A “esa niña” le encantaba la sopa de zanahoria, creo que era el sabor dulce y la suavidad de su textura, sin embargo siempre estaba muy caliente y mi mamá con la finalidad de que comiera sin esperar, siempre le agregaba un hielito para que se enfriara rápido.

Para mi madre las sopitas siempre han sido básicas en la alimentación de los niños, hasta la fecha es lo que le hace a su nieta, y para Julia, la sopa de la abuela es la mejor.

Justo al escribir esto estoy acordando de un dato muy divertido de mi niñez y se tarta de que por lo general al estar comiendo me quedaba dormida con la comida en la boca sobre la mesa, no recuerdo haberme embarrado la cara de comida, preguntaré más del tema y les platicaré..

Por Laura Barragan.