Un día un joven estudiante de doctorado llega tarde a una de sus clases de estadística. Se sienta al fondo de la clase y ve que, en la pizarra, hay dos problemas escritos. ‘Tareas para la próxima clase’, piensa y, esa tarde, se pone a resolverlos.

Le parecen un poco más difíciles de lo habitual, pero, como se había perdido buena parte de la clase, no le extraña demasiado. Los resuelve, los entrega y pasa al siguiente tema.

El único problema es que no se trataba de simples deberes. El profesor había empezado la clase escribiendo dos ejemplos de problemas estadísticos muy conocidos, pero que nadie había resuelto aún. Es decir, el joven estudiante, sin saberlo, había resuelto dos de los problemas sin resolver más conocidos de la estadística de su época.

George Dantzig


Algo que se contaba en todas las charlas de motivación y que ilustraba el poder del pensamiento positivo. Con el tiempo la mítica historia del ‘problema imposible’ inspiró la escena introductoria de una de las películas emblemáticas de todos los aficionados a la ciencia y a la tecnología, el Indomable Will Hunting. Total: una historia más para convencernos de que si no fuera por los límites que nosotros mismos nos podemos, podríamos hacer cualquier cosa.

La mayor parte del trabajo de Dantzig se desarrolló en programación lineal (se le considera el padre este campo de la optimización matemática).

Por Chihuahua Es Cultura