En 1920 François De Loys un Geólogo dirigió una expedición en las selvas de Colombia y Venezuela para buscar depósitos de petroleo. Mientras descansaban a las orillas de un rio oyeron y vieron dos grandes simios que caminaban como humanos.

Estos irritados atacaron al equipo de Loys así que estos respondieron disparando sus rifles Winchester solo pudieron atinarle a la hembra y el macho huyo entre las fungosas hojas de la selva gritando.

Cuando todo se calmo, De Loys apoyo el cadáver del gigantesco simio sobre un palo y le saco 2 fotografias.


El animal tenía aproximadamente cinco pies de alto, no tenía cola, y tenía treinta y dos dientes como un humano.


Lastimosamente el cuerpo del primate se perdió en un enfrentamiento con unas tribus.