Según algunas teorías y reconstrucciones históricas, el territorio de lo que hoy es México se encontraba sumergido bajo las aguas del océano conocido como Tetis. Sin embargo, una parte del oriente de Chihuahua y del noreste de Durango formaban tierras altas en medio del océano.

Los movimientos terrestres ocurridos hace cerca de 70 millones de años dieron lugar a que conocemos hoy como territorio mexicano, y ocasionó que el océano Tetis se convirtiera en enormes zonas desérticas con depósitos de sal en la superficie.

De acuerdo con investigaciones, la existencia de depósitos de carbón sugiere que el océano Tetis era cálido y tropical, con abundantes algas y esponjas marinas. Aunque los fósiles más fáciles de identificar y que han servido para ir dándose una idea de cuánto tiempo estuvo la región de Ojinaga (entre otras de Chihuahua) dentro de este mar son los amonites, son un grupo de animales protegidos por una concha única de aragonito en forma de espiral que a menudo presenta ornamentación a modo de costillas, tubérculos o espinas.

Cabe destacar que otros de los hallazgos y recolecciones que se han dado en las zonas áridas del norte de México son de fósiles animales sobre todo. Se han encontrado huesos de dinosaurios, mamuts, caparazones de tortugas, así como vegetales petrificados.

Se pueden encontrar fósiles en Ojinaga, Coyame del Sotol, Manuel Benavides y otras regiones de nuestro Estado. Podemos ver a la venta conchas y caracoles de tornillo de distintos tamaños en diferentes poblados y hasta en la capital.

Fuente: Impacto Noticias.
Redacción: Tania Gayosso