Los habitantes del municipio de Allende, Chihuahua, el 8 de febrero de 1969. Alrededor de la una de la mañana el cielo se iluminó a tal grado que un hombre pensó que su vecino —soldador de profesión— estaba trabajando a deshoras. Confundidos con el fenómeno, los gallos cantaron, los burros rebuznaron y las vacas mugieron.

No faltaron los amigotes que tomaban cervezas en la carretera, en medio de la oscuridad, quienes pudieron ver cómo se acercaba a la Tierra una bola de fuego, seguida de una larga estela de luz. Alguno se arrodilló para rezar y otro corrió sin rumbo fijo. Segundos antes del “aterrizaje”, se oyó un fuerte zumbido que terminó en un estruendo que cimbró puertas y ventanas de Pueblito de Allende y Valle de Allende, poblaciones cercanas a Parral, Chihuahua.

El meteorito Allende fue el primer objeto extraterrestre en ser estudiado en los laboratorios, en el Instituto de Geofísica de la UNAM, donde han llegado a la conclusión, de que formó parte de una nebulosa previa al sistema solar.