Podréis imaginar que el campo gravitatorio de este planeta es muy intenso y, de hecho, es posible que hayáis escuchado que, gracias a él, Júpiter es una especie de guardián que nos protege de los impactos de cometas y asteroides… Aunque la verdad es un poco más compleja.

Es verdad que Júpiter se ha tragado cometas y asteroides que, de otra manera, hubieran terminado entrando en el sistema solar interior. El 17 de marzo de 2020, por ejemplo, un astrónomo aficionado captó un resplandor en el planeta fue el resultado de una de estas colisiones.

Estos impactos no son un fenómeno infrecuente. En 1994, el cometa Shoemaker-Levy 9 pasó demasiado cerca de Júpiter y su gravedad lo dividió en 21 pedazos que terminaron cayendo en su atmósfera y dejaron marcas que fueron visibles durante varios meses.

Ninguno de estos casos hubiera supuesto un peligro para la Tierra, pero no es inconcebible pensar que Júpiter nos podría haber salvado el pescuezo alguna vez. Pero, por otro lado, la gravedad de Júpiter es la causa de que muchos asteroides existan desde un primer momento.

La región que existe entre Marte y Júpiter y que conocemos como el cinturón de asteroides existe porque, mientras el resto de planetas se formaban a partir del polvo y la roca que había esparcido por el espacio, la influencia gravitatoria de Júpiter impidió que todo ese material se uniera para formar un planeta nuevo. En su lugar, ahora existe un anillo lleno de rocas cuya órbita es susceptible a ser alterada hacia el interior del sistema solar… Donde vivimos nosotros.