Perdurará el eco del nepotismo por los próximos cincuenta años

En los últimos días se ha reavivado el tema del Fideicomiso para la Rehabilitación del Centro Histórico de Chihuahua, presidido por el cuestionable empresario Eugenio Baeza.

La historia de este fondo público y el oligarca se remonta a la administración de un despreciado personaje de la vida política del estado, el ex Gobernador Cesar Duarte. Durante la administración de este último, se le confirió a Baeza la presidencia del Fideicomiso.

Tratándose de senda calaña, triste pero no sorpresivamente, los chihuahuenses padecen del abuso de poder que ha impulsado la ambición de Eugenio para hacerse del centro histórico, gracias a este mecanismo fiscal, y a la complacencia de Duarte Jáquez.

Según el portal del Congreso del Estado, el objeto del Fideicomiso es el de fungir como instrumento financiero de administración para la realización de proyectos inmobiliarios, incluyendo en forma enunciativa, pero no limitativa, estacionamientos subterráneos y locales comerciales en los inmuebles ubicados en el Centro Histórico de la Ciudad de Chihuahua, renovación y mejoramiento de infraestructura y equipamiento, así como la inserción de nuevas edificaciones en armonía con su entorno.

Hacia 2015, año en el que Baeza ejerció la presidencia municipal provisionalmente, ocurrieron una serie de movimientos en el organigrama de la administración que favorecerían en cuanto al posicionamiento de peones, los intereses del empresario.

El último día de su penosa administración, tuvo el descaro de berrear “Llegué a la alcaldía con la convicción de que así fuera un día, una semana o diez meses, en la agenda de mi gobierno, no habría espacio para la mediocridad, el miedo, la negligencia ni la improvisación, y puedo afirmar que así fue, en estos 104 días sólo tuvo cabida el trabajo, la eficiencia, la transparencia, la altitud de miras”.

Contradictoriamente, durante esos 104 días tuvo a bien utilizar su influencia para comprar por medio de prestanombres, cinco predios del centro histórico a precio de saldo; estos cinco predios fueron la cereza del pastel para su indecente autoridad, pues el Fideicomiso precedido por él, ya le había entregado otros 48 terrenos con un valor de más de 80 millones de pesos.

Uno de los factores más desesperanzadores de toda la situación, es que los terrenos concesionados serán explotados comercialmente por los próximos cincuenta años, exclusivamente por los prestanombres del empresario, lo que quiere decir que, durante el resto de su vida, Eugenio será el único beneficiario de la privatización del patrimonio de la ciudad.

En palabras del burgués “El límite entre la probidad y la deshonestidad no lo fija solo la rectitud, sino también la escrupulosa eficiencia con la que se manejen los siempre escasos recursos públicos”.

Por ello no es de sorprender que, además de monopolizar paulatinamente el centro, lo hace de con su característico mal gusto, mismo que le motivó a colocar un semáforo que beneficia exclusivamente a sus explotados empleados de Grupo Bafar.

No conforme con aquello, con la contaminación del Río Chuvíscar, el acaparamiento del Acuífero Villalba y lo que esto significa en el tema del relleno sanitario, justifica sus incipientes inversiones respecto al Fideicomiso asegurando que “es más que sólo concluir estacionamiento” ubicados en las Avenidas Juárez y Venustiano Carranza.

Uno esperaría que una vez acomodadas todas las piezas del tablero a su gusto, tendría por lo menos dos dedos de capacidad para hacer utilitario uso de sus corruptas facultades. Se esperaría que luego de colocar a prestanombres como fideicomitentes, es decir, beneficiarios del Fideicomiso, lograra algo más que estacionamientos inacabados.

Durante su breve mandato le otorgó el cargo de Oficia mayor de la Presidencia Municipal de Chihuahua a quien fuera el contralor general de grupo Bafar de 1988 a 2015 a David Heurico Ontiveros Román, así como a Luis Eduardo Ramírez Herrera, director de finanzas de Grupo BAFAR como el segundo fideicomitente.

Sabemos que se trata de prestanombres pues, estos individuos no poseen ninguna propiedad ni empresas con las que puedan invertir el capital necesario para ser los titulares del fideicomiso, además de que son subordinados directos de Baeza Fares.

También es importante hacer mención de Víctor Manuel Gonzales, notario número diecinueve que firmó el acta constitutiva del Fideicomiso, a nombre de las personas morales Servicios Urbanísticos Centrales, Sociedad Anónima de capital Variable, Productividad y Desarrollo VUE, Sociedad Anónima de Capital Variable, y la empresa Desarrolladora Catastral, Sociedad Anónima de Capital Variable.

No reconocer el vidente conflicto de intereses tramado para este instrumento fiscal, es como querer tapar el sol con un dedo.

Nos queda claro que, durante este periodo de 104 días, el empresario no perdió el tiempo en gestionar problemáticas que no tuvieran que ver con su beneficio a posteriori de ostentar el cargo.

Concluimos que la comunidad chihuahuense merece y necesita otro tipo de empresarios; necesita de personas honestas que no busquen a cada paso engrosar su caudal personal, mismo que se gesta gracias al trabajo de todos.