La tensión estaba en el aire. La ciudad de México era un hervidero reaccionario y porfirista donde los generales que juraban fidelidad al presidente Madero conspiraban por las noches para dar un golpe de Estado. Pero ¿qué ocurrió exactamente durante aquellos días de febrero de 1913?.

9 – 22 de Febrero, la Decena Trágica. Temporada de zopilotes, narra un episodio que conmovió a la sociedad mexicana en los primeros suspiros del siglo XX. Recrea uno de los acontecimientos más importantes de la historia mexicana, la Decena Trágica, la cual no ocurrió en 10 días ni fue un golpe de Estado, sino dos.

Madero fue un hombre cuestionado por sus afinidades esotéricas y burlado por la aristocracia y los medios por su baja estatura. Fue un idealista que impulsó la Revolución para dejar atrás el legado de Porfirio Díaz, pero que a su vez confió excesivamente en la lealtad de los militares de la República, quienes habrían de traicionarlo.

El autor, sin proponérselo, identifica que la decena trágica tiene un antecedente de largo plazo, una dictadura militar. La idea, es desentrañar el papel de algunos militares en este golpe de Estado; diferenciar los personajes y por qué Madero llegó derrotado el primer día a la presidencia.

Sus ex compañeros maderistas con Vázques Gómez a la cabeza se le habían rebelado, Pascual Orozco en Chihuahua también, Zapata que exigía el cumplimiento del Plan de Ayala y el reparto de las haciendas a sus verdaderos dueños, estaba en armas en una guerra de guerrillas que parecía eterna. Madero había dejado a Pancho Villa en la cárcel por un crimen que no cometió y por más que le enviaba cartas para advertirle, no le hizo caso.

El autor hace una reconstrucción de la confabulación: su gestación en octubre de 1912 en La Habana, un corrupto embajador norteamericano presionando para que el levantamiento se lleve a cabo. Generales, coroneles, mayores y capitanes de bigote engominado, las puntas hacia el cielo, las medallas y quincalla que les pesan en el pecho, la tradición de represiones a alzamientos indígenas a sangre y fuego, herederos infieles de la gran guerra contra contra los franceses han resuelto sus contradicciones, no importa que Reyes haya estado en contra de Porfirio en los últimos años y que Félix se considere sucesor del viejo dictador: su antimaderismo los amalgama.

Las calles del centro tomadas por el ejército… la traición se respiraba por toda la ciudad. Pero el presidente no quería verlo. Gustavo, su hermano, se lo decía: ”Nos van a matar a todos”. Y así sería.