En el extraño mundo de la física cuántica, las partículas pueden existir en múltiples estados a la vez—como el famoso gato de Schrödinger—hasta que son medidas u observadas. El acto de observar colapsa estas posibilidades en un solo resultado, lo que sugiere que la realidad misma depende de ser presenciada.
Algunas interpretaciones incluso proponen una idea sorprendente: si no existieran seres conscientes para observar el universo, este podría no “solidificarse” en la realidad que conocemos. Esto desafía la noción de un universo objetivo e independiente, insinuando que la conciencia y la existencia están profundamente conectadas.
Aunque no significa que el universo desaparecería sin nosotros, sí revela que la observación no es pasiva: es una parte fundamental de la realidad. Una mirada, cada medición y cada acto de presenciar influyen en el cosmos de alguna manera.
Por Chihuahua Es Cultura