El Río Bravo del Norte, como se le conoce en México, o Río Grande, como se nombra en Estados Unidos, es uno de los ríos más emblemáticos de América del Norte, no solo por su relevancia geográfica, sino también por su peso ecológico, histórico y político.
Con una longitud aproximada de 3,034 kilómetros, el río nace en las Montañas Rocosas de Colorado y desemboca en el Golfo de México, tras recorrer vastos territorios y servir de frontera natural en más de 2,000 kilómetros entre México y Estados Unidos.
A lo largo de su trayecto atraviesa regiones clave de ambos países: en Estados Unidos cruza por Colorado, Nuevo México y Texas, mientras que en México fluye por Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. En su recorrido, conecta ciudades binacionales de gran relevancia, como El Paso y Ciudad Juárez, así como Laredo y Nuevo Laredo o McAllen y Reynosa.
El Río Bravo/Grande es el cuarto más largo de América del Norte y constituye una fuente esencial de agua para el riego agrícola y el consumo humano, especialmente en zonas áridas del norte mexicano y del sur estadounidense. Sin embargo, enfrenta serios problemas de contaminación y sobreexplotación, agravados en áreas urbanas e industriales, lo que en ocasiones reduce su caudal al grado de permitir cruzarlo a pie en temporadas de sequía.
Más allá de su valor natural, el río tiene una fuerte carga simbólica e histórica: ha sido escenario de migraciones, acuerdos internacionales y expresiones culturales ligadas a la frontera. El Tratado de Aguas de 1944 regula el reparto de sus recursos hídricos entre ambas naciones, subrayando su importancia diplomática.
El Bravo/Grande atraviesa paisajes tan diversos como desiertos, llanuras, valles agrícolas y ciudades densamente pobladas, consolidándose como un río vital en lo ambiental, lo económico y lo social.

Por Chihuahua Es Cultura