Al igual que todos los cuerpos del sistema solar, el Sol no está quieto: se desplaza alrededor del centro de la Vía Láctea en un viaje inmenso que toma unos 225 millones de años por vuelta. A esta trayectoria se le conoce como un “año galáctico”.
Según cálculos astronómicos, al Sol le quedan unas 22 órbitas galácticas más antes de agotar su combustible nuclear. En ese momento, entrará en su etapa final: primero se expandirá como una gigante roja, y más tarde colapsará para convertirse en una enana blanca. En otras palabras, tiene una vida útil estimada de unos 5.000 millones de años más.
Durante todo ese tiempo, nuestro sistema solar seguirá surcando el espacio a una velocidad asombrosa: más de 800,000 km/h. Somos parte de un ciclo cósmico en constante movimiento, un viaje silencioso pero imparable a través de una galaxia que nunca se detiene.
Por Chihuahua Es Cultura