Ciudad de México.– La Luna, nuestro satélite natural, se está alejando de la Tierra a un ritmo de 3.8 centímetros por año, de acuerdo con estudios astronómicos. El fenómeno ocurre debido a las interacciones gravitacionales y de marea, que transfieren energía desde los océanos terrestres hacia la órbita lunar, elevándola gradualmente.
Aunque imperceptible en la vida cotidiana, este proceso tiene efectos acumulativos a largo plazo. La disminución de la influencia lunar reducirá la intensidad de las mareas, con posibles repercusiones en los ecosistemas costeros y en ciertos patrones climáticos. Además, la rotación de la Tierra se desacelera lentamente, lo que alarga la duración del día en escalas geológicas.
El alejamiento de la Luna no es un caso aislado.
Procesos similares se observan en otros sistemas planetarios y estelares, donde las fuerzas de marea modifican órbitas y rotaciones. Analizar la relación Tierra–Luna ofrece pistas clave para entender la evolución de cuerpos celestes en el universo.
En el futuro, este distanciamiento traerá un cambio notable en el cielo: los eclipses solares totales desaparecerán, ya que la Luna dejará de cubrir por completo al Sol. Aunque se verá más pequeña, su relevancia científica seguirá intacta, recordándonos la naturaleza dinámica de los sistemas planetarios.
Por Chihuahua Es Cultura