Chihuahua, México. — Bajo una piedra húmeda en cualquier jardín puede esconderse un aliado inesperado del medio ambiente: los oníscidos, también conocidos como “cerdos de tierra”. Estos diminutos crustáceos isópodos desempeñan un papel fundamental en la salud de los ecosistemas terrestres.
De acuerdo con especialistas en biología, los oníscidos cumplen la función de eliminar metales pesados del suelo, entre ellos mercurio, cadmio y plomo. Este proceso contribuye a mantener un terreno más limpio y apto para la vida, lo que convierte a estos organismos en auténticos “bioingenieros silenciosos”.
Aunque su aspecto no suele despertar simpatía, su importancia ecológica es indiscutible. Gracias a su labor, participan en el reciclaje de nutrientes y en la descontaminación natural de los suelos, un proceso vital frente al aumento de contaminantes derivados de la actividad humana.
Diversos científicos han señalado que la conservación de especies como los oníscidos no solo ayuda a preservar el equilibrio ecológico, sino que también es una medida de protección para la salud humana. Por ello, expertos recomiendan evitar el uso de pesticidas que puedan afectar a estos organismos y, en su lugar, promover prácticas de jardinería más sostenibles.
En un mundo donde los grandes problemas ambientales acaparan la atención, los oníscidos recuerdan que también lo diminuto tiene un impacto inmenso en la vida del planeta.

Por Chihuahua Es Cultura