El río Misisipi, considerado una de las arterias más importantes del continente americano, es mucho más que un cauce de agua: se trata de un sistema vital para la historia, la economía y la geografía de Estados Unidos.
Según datos hidrológicos, la cuenca del Misisipi drena alrededor del 41% de la superficie continental del país, lo que la convierte en una de las redes fluviales más extensas y relevantes del mundo.
Un gigante del agua
El Misisipi es el segundo río más largo de Norteamérica, solo superado por el Misuri. Nace en el lago Itasca, en Minnesota, y tras un recorrido de aproximadamente 3,730 kilómetros, desemboca en el Golfo de México. A lo largo de su trayecto, atraviesa o delimita diez estados, siendo testigo de culturas, paisajes y ciudades clave en la historia estadounidense.
Sus principales afluentes
La fuerza del Misisipi no se entiende sin sus grandes afluentes:
Río Misuri: El más largo de todos, considerado por muchos especialistas como parte del mismo sistema fluvial Misisipi-Misuri. Río Ohio: Aporta un caudal significativo desde el este, siendo esencial en el equilibrio hídrico de la cuenca. Otros como el río Arkansas, el Illinois y el Rojo también nutren esta vasta red de agua.
Más que un río
Además de su riqueza natural, el Misisipi ha sido inspiración de escritores como Mark Twain, y continúa siendo una vía estratégica para el transporte y el comercio. Su magnitud lo coloca como un emblema de la naturaleza norteamericana y como una pieza clave en la vida social y económica del país.