Abarrotes “La Favorita”: memoria de un comercio y su gente

Por Redacción | Chihuahua

En la salida hacia los Ejidos, un pequeño comercio dejó una huella imborrable en la memoria de quienes lo visitaron: Abarrotes “La Favorita”, propiedad del señor Reyes y su esposa, Doña Herminia, quienes dedicaron su vida al trabajo, la limpieza y la atención impecable de su tienda.

Quienes recuerdan el lugar destacan la pulcritud del establecimiento: pisos cubiertos de aserrín, anaqueles de madera pintada de blanco y un aroma constante a pino y limpieza. Cada producto estaba cuidadosamente ordenado: atún, ostiones, sardinas, frutas y verduras frescas, así como pan dulce envuelto con esmero en papel de estraza.

El comercio contaba con un refrigerador siempre lleno de caguamas heladas, que el señor Reyes revisaba y limpiaba constantemente, asegurándose de que estuvieran “bien muertas” antes de venderlas. La tienda también se comunicaba con la casa a través de una puerta cubierta por una cortina desgastada, que despertaba la curiosidad de los más jóvenes, sin que nadie pudiera descubrir nunca lo que había detrás.

La rutina del matrimonio era incansable. Madrugaban, trabajaban todo el día y noche, sin importar fines de semana o días festivos. Entre las risas, los pequeños regaños simulados y la atención esmerada a cada cliente, Don Reyes demostraba su destreza matemática, realizando cuentas a la velocidad del pensamiento y verificando cada operación frente a los compradores.

Doña Herminia, por su parte, cuidaba los detalles más minuciosos: limpiaba el frijol antes de envasarlo y protegía a los más pequeños de cualquier corriente de aire. Ambos se convirtieron en ejemplo de trabajo, disciplina y humanidad para toda la comunidad.

Quienes los conocieron recuerdan también las plantas frondosas en los ventanales, la generosidad con los más curiosos y la memoria viva de un comercio que representó tiempos gloriosos en el rancho.