El café es una de las tres bebidas más populares del mundo (junto con el agua y el té) y la planta con la que se elabora se cultiva desde hace siglos, pero es muy sensible al cambio climático.
América Latina (especialmente Brasil y Colombia), África Oriental, Asia y algunos países árabes son los principales productores de café arábica (C. arabica), y uno de los mayores proveedores del grano en el planeta, señala Britannica. Otro tipo de grano cultivado y muy consumido en la actualidad es el café robusta (C. canephora), que es “más fácil” de cultivar a menor altitud, mientras que el arábica requiere un clima subtropical frío y mucha humedad, prosigue la fuente.
Pero, ¿dónde se originó el café en el mundo y por qué determinadas condiciones climáticas son tan importantes para su existencia?
¿En qué parte del mundo se originó el café?
Se cree que el café fue identificado por primera vez en África, más precisamente en la región donde hoy se encuentra Etiopía, señala un artículo sobre el tema publicado en el sitio web de la Asociación Brasileña de la Industria del Café (ABIC).
“Las plantas de café silvestres, probablemente de Kaffa, en Etiopía, fueron trasladadas al sur de Arabia y cultivadas en el siglo XV”, explica Britannica. “La popularidad del café en el mundo árabe llevó a la creación de cafeterías, primero en La Meca y luego en Constantinopla, en los siglos XV y XVI respectivamente. A continuación, se introdujo en los países europeos, uno tras otro, a lo largo de los siglos XVI y XVII”, prosigue la fuente.

La leyenda sobre la aparición del café
Tanto ABIC como Britannica relatan una historia sobre la aparición del café conocida como la Leyenda de Kaldi. Según esa narración, un pastor árabe de cabras quedó intrigado por las hojas que acabaría comiendo su rebaño y se interesó por la planta. “Alrededor del año 850 d.C., Kaldi supuestamente probó las bayas del arbusto del que se alimentaban las cabras y, al sentir una sensación de entusiasmo, proclamó su descubrimiento al mundo”, narra Britannica.
El entusiasmo que sintió se debió a lacafeína presente en la planta, un estimulante que contribuyó a popularizar el café.
ABIC, por su parte, explica que los etíopes comían el fruto y mezclaban su dulce pulpa macerada con manteca de cerdo durante las comidas. “Sus hojas también se masticaban o se utilizaban para hacer té. También producían un zumo fermentado que se convertía en bebida alcohólica”, detalla. Más tarde, los monjes también empezaron a utilizar el café como bebida estimulante para poder rezar sus oraciones y vigilias nocturnas.
Por Chihuahua Es Cultura