Por Redacción Ciencia
Ciudad de México, 16 de octubre de 2025. — En el vasto escenario del cosmos, las distancias son tan inmensas que medirlas en kilómetros resulta casi inútil. Por ejemplo, la estrella más cercana a la Tierra, Próxima Centauri, se encuentra a unos 40 billones de kilómetros, una cifra difícil de imaginar incluso para los astrónomos.
Para hacer más comprensible la escala del universo, la comunidad científica utiliza una unidad especial: el año luz, que no mide tiempo, sino distancia. Esta equivale al trayecto que recorre la luz en un año, viajando a 300 mil kilómetros por segundo, lo que suma cerca de 9,46 billones de kilómetros anuales.
Decir que una estrella está a 4 años luz significa que su luz tarda ese tiempo en llegar hasta nosotros. De esta manera, los astrónomos no solo simplifican los números, sino que también conectan el espacio con el tiempo, pues observar una estrella lejana implica verla tal como era hace miles o millones de años.
Ejemplos ayudan a dimensionar estas cifras: la luz del Sol tarda poco más de 8 minutos en alcanzar la Tierra, mientras que la Vía Láctea tiene un diámetro de unos 100 mil años luz. Aún más impresionante, las galaxias más lejanas conocidas se encuentran a más de 13 mil millones de años luz, ofreciendo una ventana al universo primitivo, poco después del Big Bang.
El año luz, concluyen los astrónomos, es mucho más que una herramienta de medición: es una puerta al pasado, una forma científica y poética de comprender la inmensidad del cosmos.
📡 Fuente: NASA
Por Chihuahua Es Cultura