Ciudad de México.— La ciencia detrás de Interstellar no fue un simple decorado de ficción. Kip Thorne, astrofísico ganador del Premio Nobel y asesor científico de la película, reveló que algunas de las escenas más memorables del filme de Christopher Nolan son físicamente posibles bajo los escenarios más extremos de la relatividad.
“Cuando Nolan me dijo que quería que una hora en el planeta Miller fuera equivalente a siete años en la nave, mi reacción fue inmediata: eso es imposible, el planeta caería en el agujero negro. Pero él insistió: haz los cálculos. Y tenía razón”, relató Thorne en una entrevista.
El científico explicó que, si un agujero negro gira casi al máximo permitido por las leyes físicas, el efecto de dilatación temporal puede ser tan radical como el que se muestra en la cinta. “Increíblemente, ese planeta podía existir. Al borde del colapso, pero posible”, aseguró.
La película también aborda conceptos complejos como el tesseracto, una estructura en cuatro dimensiones espaciales que aparece en la escena final. Thorne detalló que Cooper, el protagonista, no flota mágicamente en el espacio, sino que se encuentra dentro de una construcción hipotética creada por una civilización superior.
“Todo eso está en mi libro The Science of Interstellar. Ese fue mi acuerdo con Nolan: quien quiera entender la película de verdad, tiene que leerlo. Así, cine y ciencia se encuentran en una misma historia”, afirmó.
Con esta colaboración entre Hollywood y la física teórica, Interstellar se consolidó no solo como una obra cinematográfica, sino también como una ventana de divulgación científica que llevó al público a asomarse a los límites de la relatividad.
Por Chihuahua Es Cultura