Por Chihuahua Es Cultura
China es un país de enormes contrastes, y uno de sus secretos mejor guardados es la “Línea de Heihe-Tengchong”, una línea imaginaria que divide al país en dos mitades con diferencias sorprendentes. Al este de la línea vive cerca del 95% de la población, mientras que al oeste apenas reside el 5%, aunque ambos lados abarcan casi la misma extensión territorial.
Este trazo invisible refleja cómo la geografía ha condicionado el desarrollo humano y económico de China. El este cuenta con fertiles llanuras, grandes ríos como el Yangtsé y el Amarillo, un clima favorable y metrópolis vibrantes como Pekín, Shanghái y Cantón. Por su parte, el oeste está dominado por desiertos, cordilleras y mesetas como el Tíbet y Xinjiang, regiones de belleza extrema pero con condiciones mucho más duras para habitar.
La línea fue propuesta en 1935 por el geógrafo Hu Huanyong, y casi un siglo después, sigue representando con exactitud la desigual distribución de la población china. Un ejemplo sorprendente de cómo la geografía influye en la historia y el desarrollo humano.
