3 horas después del funeral, el llanto comienza a apagarse. Tu familia regresa a casa y atiende a los invitados… mientras tu cuerpo en la tumba empieza a encontrarse con los organismos de la tierra.
6 horas después
En casa ya hablan de deportes, noticias o política. Ya no tienes pensamientos ni reflejos…
mientras tu cuerpo en la tumba permanece en un silencio absoluto.
9 horas después
Solo tu familia más cercana se queda, los demás se han ido. Afuera hay abrazos, consuelo…
mientras tu cuerpo en la tumba se enfría lentamente.
24 horas después
Alguien que no sabe que moriste aún te llama o te escribe un mensaje…
mientras tus órganos en la tumba comienzan a descomponerse.
3 días después
En tu trabajo ya buscan a alguien para reemplazarte. La vida continúa…
mientras tu cuerpo en la tumba se hincha y tu piel comienza a tensarse.
5 días después
Tu familia regresa poco a poco a su rutina. Afuera la vida sigue…
mientras tu cuerpo en la tumba se licúa por dentro y cambia de color.
2 semanas después
Tus hijos hablan con un abogado para repartir tu herencia…
mientras tus dientes y uñas en la tumba empiezan a desprenderse.
3 meses después
Tu pareja ríe frente al televisor viendo una película…
mientras tu cuerpo en la tumba se funde con la tierra.
1 año después
Un ser querido visita tu tumba y dice: “Parece que fue ayer”…
mientras tu mortaja en la tumba se deshace por completo.
2 años después
Tu pareja conoce a alguien más, se vuelve a enamorar, y aunque nunca te olvidará… ya no eres la persona más importante.
Mientras tú, en la tumba, sigues desapareciendo poco a poco.
3 años después
Tus hijos te extrañan y te necesitan más que nunca, pero solo les queda lo que les enseñaste…
Mientras tú, en la tumba, ya no puedes abrazarlos ni aconsejarlos.
10 años después
Un amigo ve tu foto y te recuerda por un instante…
mientras en la tumba solo quedan tus huesos.
Y algún día…
Tus seres queridos levantarán la mirada al cielo y pensarán en ti…
mientras tú, en el cielo, ya habrás entendido que nada de lo que te preocupaba importaba tanto.
Este texto no busca asustar, sino recordarnos el valor del presente y la importancia de vivir plenamente con quienes amamos.