Dos especies de ácaros del género Demodex viven silenciosamente en los rostros humanos: una habita los folículos pilosos y la otra las glándulas sebáceas. Casi todas las personas los adquieren desde edades tempranas.
Normalmente son inofensivos, pero sus poblaciones pueden aumentar con la edad o en pieles más grasosas. Cuando se multiplican en exceso, se han relacionado con afecciones como la rosácea y la blefaritis, afectando la salud cutánea y ocular.
Estos diminutos huéspedes nos recuerdan que, aunque invisibles, siempre hay vida acompañándonos, incluso en la piel que creemos conocer.
Por Chihuahua Es Cultura