“Eramos 11 hermanos, vivíamos en un vagón de tren en Culiacán. A mi papá le habían prestado ese vagón, porque no teníamos para rentar una casa.
Y vivir ahí era complicado. Solo había dos cuartos. Uno para mis padres y otro para todos mis hermanos. Dormíamos en el suelo. O como podiamos.
En serio no había televisión en casa. Había muchas necesidades. Y todos teníamos que trabajar.
Mi mamá lavaba y plancha ropa de ajenos y eso me daba mucho sentimiento. Las navidades no tenían arbolito, ni regalos. Por fortuna me propuse sacar a mi familia adelante.
Y cuando me fui a Tijuana, empecé a enviarles dinero. Antes de ser campeón del mundo, le pude comprar la casa a mi madre”. Julio César Chávez, en diálogo con Jordi Rosado
Por Chihuahua Es Noticia