Así es, uno de los sabores más queridos de México en realidad proviene de África tropical, específicamente del Sudán y Madagascar.
Durante la época colonial, los españoles lo introdujeron en México después de que ya se cultivara en la India.
Su nombre, de hecho, deriva del árabe tamr hindī, que significa “dátil de la India”.

Aunque no es originario, el tamarindo se adaptó al clima cálido de México y se volvió un clásico en aguas frescas, dulces y salsas. ¡Un ingrediente extranjero que llegó para quedarse!
Por Chihuahua Es Cultura