La noche anterior casi no se podía dormir pensando en ese gran momento, comer papitas con sandwiches o un pollo asado que comprabas en el camino y refresco hasta una torta de huevo sabía a mil glorias después de salir del agua.
Una toalla en el suelo y te acostabas a dormir unos momentos para cargar pila, cuidado con las hormigas que te picaban y corrías al agua para mitigar el dolor de las rojas, el agua correr por tu cuerpo y el cálido sol que se reflejaba en ella.
Toda la familia reunida y hasta firulais se iba a refrescar; pescar “Charalitos” y jugar con tus hermanos y primos a ver quien aguantaba más la respiración
Veías a alguien pescando y te emocionabas ver los pescadotes que sacaba allá al fondo donde no podías meterte porque estaba hondo.
Los “grandes” asaban la carne, tomaban cerveza y escuchaban música regional.
En el agua el olor de la carne te llegaba para salir a comer y volver a meterte, te decían que esperaras 30 minutos porque acabas de comer y se te hacía eterno, vivirás ahí si pudieras y no te saldrías jamás de esa agua cálida y deliciosa. Hermosos momentos.
El viaje de regreso y sentir el viento detrás de esa camioneta ya antigua pero aún de buen material ya con el sol ocultandose, con tu toalla húmeda que daba más frío, pero era tanto tu recuerdo del día que no pensabas en el fresco, mientras se despedían las familias en las carreteras y cada quien tomaba su rumbo, quisieras jugar con tus primos todo el tiempo.
Quisieras haber finalizado durmiendo una pijamada con ellos, caer rendido en un hermoso día.
Hoy muchos ya no están, llevarás a tus hijos, nietos, sobrinos, serás el tío que arma la carnita asada y cuide de ellos, el que les diga NO por su seguridad, buscarás el mejor lugar, estarás cansado y tomarás una cerveza pero ver a los niños reír te motivará a qué vivan esa bonita experiencia que tú viviste de niño GRACIAS a tus tíos, papás…
Cuando verdaderamente éramos felices y no lo sabíamos.
Por Chihuahua Es Cultura