El característico olor a tierra mojada tras una tormenta no solo es evocador: tiene nombre, causa y función en la naturaleza
Ciudad de México, 26 de junio de 2025 — Con la llegada de las lluvias en varias regiones del país, muchas personas han notado ese aroma inconfundible que flota en el aire cuando las primeras gotas tocan la tierra seca. Aunque comúnmente se le llama “olor a tierra mojada”, su nombre real es petricor, y la ciencia detrás de este fenómeno es tan fascinante como su carga emocional.
El término fue acuñado en 1964 por dos científicos australianos, Isabel Joy Bear y Richard Thomas, quienes descubrieron que este olor proviene de una combinación de compuestos liberados por el suelo al contacto con la lluvia. El más importante de ellos es la geosmina, una sustancia producida por bacterias del género Streptomyces, presentes de forma natural en la tierra.
Cuando las gotas de lluvia caen sobre superficies secas, atrapan pequeñas burbujas de aire que contienen geosmina y otros aceites vegetales acumulados durante periodos de sequía. Estas burbujas estallan al llegar a la superficie, liberando los compuestos aromáticos al ambiente.
Aunque la mayoría de las personas no conocen su nombre, el petricor es un olor que ha acompañado a la humanidad desde siempre. Diversos estudios indican que los seres humanos tienen una sensibilidad extraordinaria para detectar la geosmina incluso en concentraciones mínimas, lo que se atribuye a una ventaja evolutiva para encontrar agua o zonas fértiles.

Este aroma también tiene una dimensión cultural: en muchas regiones rurales de México, el olor a tierra mojada simboliza la llegada del agua y la renovación del campo. Incluso ha sido fuente de inspiración en la poesía, la música y la perfumería.
Actualmente, algunas casas perfumistas han intentado recrear el petricor utilizando moléculas sintéticas de geosmina y terpenos, buscando capturar esa sensación de frescura, nostalgia y conexión con la naturaleza.
En un mundo donde la urbanización y el cambio climático alteran nuestra relación con los ciclos naturales, el olor de la lluvia nos recuerda que seguimos conectados con la tierra. El petricor no solo es un aroma: es parte del lenguaje silencioso entre el planeta y quienes lo habitamos.
Por Chihuahua Es Cultura