La historia de “Pascualita” comenzó el 25 de marzo de 1930, cuando Pascualita Esparza Perales de Pérez, dueña de la tienda de vestidos en Chihuahua entonces conocida La Popular, puso en el aparador un extraño maniquí que por su belleza inmediatamente llamó la atención de los clientes y de quienes pasaban por ahí.
Pascualita nombró a este maniquí “La Chonita”, pues llegó procedente de Francia un 8 de diciembre, día dedicado a la Inmaculada Concepción.
Por su bella figura y porte, a La Chonita se le consideró como la novia más bonita de la capital chihuahuense, sobre todo porque los rasgos y detalles de su anatomía son excesivamente realistas, principalmente la expresión de sus ojos, su cuero cabelludo, la forma de sus uñas, la expresión de sus ojos o las líneas de sus manos.
Lo anterior propició que durante las siguientes décadas alrededor de La Chonita surgieran varios mitos. Uno de ellos, quizá el más terrorífico, cuenta que una hija de doña Pascualita falleció un día antes de su boda unos dicen que tras ser picada por una araña llamada la viuda negra y otros de ser picada por un alacrán que estaba escondido en su tiara. Consternada por la pérdida, su madre decidió embalsamar el cuerpo, cubrirlo de cera y colocarlo en un aparador de la tienda como si fuera un maniquí. De esta forma siempre tendría a su hija a su lado.
Otra variación de esta leyenda dice que la muerte de la hija de Pascualita fue culpa de uno de sus pretendientes, quien no soportó el dolor de verla casarse con otro y la apuñaló.
Con el paso del tiempo la leyenda de “La Pascualita” se ha ido fortaleciendo con los relatos de quienes aseguran haberla visto moverse, cambiar su expresión o moverse. Varias personas que pasan por ahí afirman sentirse seguidos por la mirada del maniquí e incluso hay quienes prefieren cambiar de acera para no pasar a su lado.
Estos rumores llegaron a provocar que un sector de la sociedad le pidiera a las autoridades que examinaran al maniquí.