La comida callejera, a pesar de parecer un fenómeno de las grandes ciudades, es un hecho del que se tiene registro desde la época prehispánica. Un gran ejemplo es que los aztecas comían en el mercado de Tlatelolco.
En la época porfiriana era mal visto que las clases altas fueran por antojitos a la calle, por lo que mandaban a los sirvientes para traer tacos y gorditas a sus casas. Este tipo de comida, hoy en día, constituye gran parte de la alimentación diaria de las personas, debido en parte a los horarios de trabajo, a que es económico y al crecimiento urbano y demográfico.
Para el mexicano, comer en la calle es más de una costumbre. Es una cultura milenaria y a veces, una necesidad. Cerca de 5 millones de mexicanos comen en puestos informales a diario. Ese número representa el 20% de la población nacional que come fuera de su casa todos los días.
Para el mexicano, su comida es sagrada. Sus tradiciones, la comida típica y “como la hacen muy rica en tal lugar”. Esa costumbre y característica cultural también lleva al extranjero a comer en la calle. Más que la prisa o falta de tiempo, el turista o foráneo residente come por el antojo. “La primera vez que comí en la calle fue con un amigo mexicano.
La variedad gastronómica actualmente es muy diversa. Tradicionalmente, este tipo de comida era asociado a países emergentes de Asia o América Latina. Actualmente es una de las tendencias gastronómicas que puedes encontrar en países que anteriormente no tenían abiertas sus regulaciones a este tipo de negocios.
Países como China, India y México tienen una gran gastronomía que se ha construido en gran medida, alrededor de la comida callejera.
La variedad de comida callejera en México ya no solo se remite a los antojitos mexicanos y a preparaciones derivadas del maíz (tacos en todas sus variedades, tamales, tortas, pambazos, tlacoyos, etc). Si visitas este país, ahora podrás encontrar platillos de comida callejera que remiten a otras latitudes como crepas, sushi, hamburguesas, hot dogs, tepanyaki, ramen por nombrar algunos.
Sin embargo, la característica especial de estos platillo es que son “tropicalizados”, es decir, se les agregan ingredientes propios del país. Un ejemplo es la utilización de aguacate en el sushi.
La comida callejera incluye también frutas, verduras, botanas, insectos, dulces, postres y muchas otras preparaciones. En países asiáticos existen platillos que son asociados a comer en la calle y raramente se preparan dentro del hogar. Este tipo de alimentos son uno de los atractivos turísticos para visitantes; por ejemplo, en Tailandia, donde además de ser una opción para la cotidianeidad de los habitantes, es frecuentada por turistas de todo el mundo.
El Estado más grande de México es también uno de los más ricos. En tierras chihuahuenses crecen productos con los que se crean sabores únicos. Sus cocineras tradicionales presumen platos con gran historia, la comida callejera es fantástica y en los restaurantes se busca sorprender.
Uno de los platillos mas famosos es el Montado: se trata de un platillo (o quizá un banquete completo) consistente en una tortilla de harina grande en la que se coloca una capa de queso asadero y frijoles; sobre esta capa se agrega algún guiso que puede ir desde chile pasado o chile colorado hasta carne asada. El montado es un desayuno tradicional de nuestra ciudad y el socorro de muchos crudos. Sin embargo, es tal el poder de los montados, que últimamente han trascendido la frontera de los relojes y ya se les puede conseguir (y consumir) a la hora de la comida o la cena.
De frijoles con asadero, chile relleno, chicharrón, asado de puerco, chile del árbol, chile pasado, carne deshebrada de res en salsa verde o roja, el montado de Chihuahua es una bendición hecha comida.
La historia regional cuenta que el montado es un platillo único de Chihuahua, que nació en los tiempos de la Revolución Mexicana (1910 -1921), cuando arribó el general Francisco Villa y sus secuaces a la capital del estado.
En 1957, una frase le dio nombre al Burrito
la historia del burrito, como la registrada en el Diccionario de Mexicanismos de 1895, en el que se define como una “tortilla arrollada, con carne u otra cosa dentro” en realidad ésta era otra variante del taco de tortilla de maíz.
La historia oral cuenta que en los años 50, un hombre llamado Antonio Argueta arribó a esta tierra procedente del Estado de México. Una vez establecido, conoció a Beatriz, con quien se casó y tuvo 13 hijos. Luego de probar las tortillas de harina de su esposa, se le ocurrió vender “tacos de tortillas de harina” en la avenida Juárez.
Ella cocinaba y él se iba a vender. Cada vez era más la carga y ella un día le dijo: “ya pareces un burro de tanta carga que llevas” y él decidió ponerle a su producto “Burritos”.
Con información de National geographic, Vice, El diario, animal Gourmet