En el corazón de la Sierra Tarahumara, en Chihuahua, se encuentra una de las maravillas naturales más imponentes del país: la Cascada Piedra Volada, considerada la más alta de México con una caída de 453 metros de altura.
De tipo salto libre, este espectáculo natural solo puede admirarse durante la temporada de lluvias, entre julio y octubre, cuando el cauce del arroyo que la alimenta cobra fuerza. Fuera de esos meses, la cascada puede secarse por completo, por lo que su aparición depende directamente de las condiciones climáticas.
El acceso a Piedra Volada se realiza por un sendero que parte de la comunidad de San Isidro Huajumar, cercana a la también famosa Cascada de Basaseachi. El recorrido ofrece panorámicas impresionantes de los cañones y barrancas que caracterizan la región, así como una rica biodiversidad que fascina a los visitantes.
Descender hasta la base de la cascada requiere experiencia en rappel y equipo especializado, por lo que se recomienda hacerlo con guías locales. Este sitio fue descubierto formalmente en 1986 y desde entonces se ha convertido en un destino de interés para exploradores, fotógrafos y amantes del ecoturismo.
Piedra Volada no solo destaca por su altura, sino también por su carácter efímero: un recordatorio de la fuerza y belleza cambiante de la naturaleza.

Por Chihuahua Es Turismo