“Antes, el 80% de los matrimonios duraban y solo el 20% se separaba. Hoy, es al revés: el 80% se divorcia y apenas el 20% sigue adelante.
¿Qué pasó? Se perdió la paciencia, la admiración y la disposición para resolver los problemas en pareja. Ahora todo es fácil: ‘Ya me divorcio y se acabó’. Pero un matrimonio no es algo desechable.”
Si pudiera darles un consejo a quienes están por casarse, les diría dos cosas fundamentales: respétense y admírense. El respeto mantiene el vínculo fuerte, y la admiración hace que nunca pierdan el interés en el otro.
Y hay una tercera clave, un consejo viejo pero efectivo: nunca se vayan a dormir peleados. Denle un beso al otro antes de dormir, aunque crean que el culpable es el otro. Porque eso piensan los dos. No dejen que un problema pequeño se haga grande. Enfréntenlo, resuélvanlo rápido y sigan adelante.