Investigaciones recientes respaldan uno de los mecanismos de curación más antiguos del cuerpo humano: el ayuno. Más allá de la reducción de calorías, el ayuno activa un proceso conocido como autofagia, mediante el cual las células se limpian y reciclan componentes dañados o envejecidos.
Según los expertos, la autofagia funciona como un “botón de reparación” interno, eliminando desechos celulares y favoreciendo la producción de células nuevas y más resistentes. Este proceso no solo contribuye a prevenir enfermedades degenerativas, sino que también puede ayudar a retrasar el envejecimiento y mejorar la salud general.
La evidencia científica sugiere que darle un descanso al sistema digestivo es una herramienta accesible y eficaz para la longevidad y el rejuvenecimiento biológico, recordando que el cuerpo humano está diseñado con un sistema de autoreparación natural.